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Ginny recogía cosas del suelo. Lucían según mi criterio y empañada vista a trocitos de algo… ¡¿La tacita de te?!
-Yo…-balbuceé tontamente manteniendo la mirada fija en lo que había sido otro de mis frecuentes errores.
-Tranquila- sonrió-, a cualquiera puede sucederle.
Gire la vista para cerciorarme desde todos los ángulos posibles que mis torpezas se habían humanado únicamente con la frágil y delicada tacita rota. Por otro lado, cuatro ojos no apartaban la vista de mi: unos tan profundos, oscuros y cansados como la noche que se avecinaba en lo que parecían largas horas y otros tan intensamente esmeralda como… no podría explicarlo o describirlo por medio de comunes adjetivos.
-¿Qué sucedió?- inocentemente pregunte.
-Ingeriste un poco de té y repentinamente caíste en los brazos de Morfeo, por explicarlo de alguna forma- Ginny optaba por seleccionar las palabras indicadas y organizarlas en una misma oración en una milésima de segundo-, ¿eres alérgica algún ingrediente, aroma, esencia…sabor?
-No lo creo- Lorcan rio a mi respuesta. Su risa era sencillamente, por definirla en un terrenal adjetivo, cautivadora.
Sobre sus mejillas se formaban unos inocentes hoyuelos que pretendía ocultar rápidamente transformando su expresión en una más seria.
-Investigare que contenía el te- Ginny levanto la bandeja de mi lado, encaminándose al exterior de nuestro vagón una vez más.
El sonido de la puertecilla corrediza al cerrar, no pudo haber irrumpido más en nuestros tímpanos en medio del silencio. No obstante, ni el más ruidoso sonido producido a mi cercanía podría distraerme del hecho de haberme desmayado sin ningún motivo aún justificado.
Honestamente, no recuerdo haberme desmayado nunca antes.
-¿Te…sientes mejor?-preguntó. Que responder a unos ojos tan inexpresivos que te recuerdan en cada momento lo desgraciada y solitaria que eres.
-¿Sabes cuánto falta para llegar a Londres?- prefería evadir cualquier tema relacionado al incidente ocurrido antes para continuar con el viaje tranquilamente. No buscaba incomodar a nadie y mucho menos a las únicas personas que se habían atrevido a hablarme en mucho tiempo.
-¿Tienes mucha prisa?- lo menos deseado finalmente sucedió: Chuck comenzaba a dudar de nuestras presencias y por supuesto, de nuestras identidades. Las cosas no podrían estar resultando peor, sin mencionar que aún teníamos horas que recorrer hasta llegar al destino.
-Quisiera llegar pronto.
Exigimos otro capitulo welgawelga! xD
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