-No es mucho lo que falta por recorrer- mentí.

El camino hacia Londres estaba grabado en mi memoria; podría recorrerlo con los ojos cerrados y llegar en un perfecto estado… Siempre he de recordar la vez en que escape de nuestro hogar cuando apenas tenía unos… ¿catorce años? La adrenalina que se concentraba en mi interior me impedía caminar normalmente. La torpeza que caracterizaba a mis pasos entonces, provocó que tropezase con uno de los tantos y camuflados troncos que reposaban sobre los residuos del otoño. Mi rostro se encontraba tan cerca al suelo que no me era indiferente el olor a tierra mojada. Más increíble aun, mi rostro conservo uno de las pruebas del hecho, al ensuciarme completamente con hierbas, polvo de hojas viejas y lodo. Los lobos iniciaron el espectáculo de sus aullidos en pocos segundos… el problema era que no tenía idea de que compartíamos estos terrenos con los imponentes mamíferos.

Los caninos del animal relucieron en la oscuridad.

¿Tendría que enseñarle asimismo los míos? No tenía nada que perder.

-¿Quién eres?- cuestione al silencio.

Continúe caminando al no recibir respuesta.

-¿Lorcan?-era una voz femenina.

Incluso cuando conocía perfectamente su punto de ubicación, decidí comportarme como cualquier otro humano intentando localizar a quien le llama, siguiendo el rastro de su voz.

-¿Rebecca?- mis propios pasos me estremecían. En definitiva no estábamos más que Rebecca, los lobos y yo, en medio del bosque peligroso. A menos que un ser lo bastante inteligente como para permanecer lo suficientemente callado a la naturaleza, nos hubiera espiado desde algún punto que no reconocía ocupado.

-¿Dónde estás?- resignado a comportarme como lo que realmente soy, decidí encontrarle lo más rápido posible-: ¡Rebecca!- le asuste.

-¡AH!- dio un respingo y reí al ver su vulnerabilidad-. Tonto. ¿Has logrado comunicarte con Peter?

-Me temo que no- esta vez no mentía. Mi amigo no se encontraba cerca al área, o al menos así aseguraba el exterior de su casa-: Llego a creer que ha viajado con sus padres quizá de vuelta a Escocia.

-Pero las vacaciones de verano han terminado hace mucho… Me preocupa Peter. No tenemos noticias suyas desde que iniciamos la temporada.

-Si…También a mi preocupa. Al menos podía dignarse a dejarnos un rastro o una prueba de supervivencia, que se yo.

-¿Tus padres te han escuchado marchar, Lorcan?

Aunque así lo hubiese hecho, August encontrarían un motivo por el cual creer estaría bien. Mi madre me habría impedido partir, aunque es imposible que tal cosa suceda pues ella ya no está aquí. Detesto compartir esto con mis amigos, siento que van a sentir más lastima de la que yo mismo ya siento por mí. Es por esto que miento al referirme a su memoria.

-No… He sido cauteloso, lo tenía todo claramente planeado. ¿Tú crees que tus padres te hayan escuchado?

-No pude saltar desde la ventana de mi habitación, es demasiado alto. He tenido que salir por la puerta trasera…Mi padre creerá que se trataba de alguna rata mañana cuando encuentre todo en su sitio, creía que era un ladrón.

Rebecca…Su rostro liso y sin imperfecciones como ella afirmaba orgullosa de poseer, siempre se mantendrá grabado en uno de los tantos capítulos de mi vida.

¡¿Qué hacen aquí?!

-Volveré en un minuto, Chuck.

•••

La puerta corrediza se cerró en un fuerte impacto nuevamente. Debería acostumbrarme al ruido que provoca y a la soledad que me abrazaba en este instante.

El tren dio un brusco salto de la vía sobre el carril y volvió a su delicada marcha. Mi piel se estremeció por un segundo y mi corazón regreso a la calma.

Marchábamos más rápido que antes. Nuestros baúles llevaban una sinfonía al temblar y agitar los contenidos que había en sus interiores.

-¡No entres ahí!- ¿Quién intentaba forcejear por abrir la puerta?