
Papá se incorporo al exterior de la casa y alcanzo la bicicleta que reposaba junto al garaje.
Seguidamente cargo el baúl hasta el portaequipaje de su auto y finalmente, sonrió a las preocupaciones de mi madre.
-¿Aun quieres hacer esto?- giro su vista hacia la mía.
Asentí subiendo sobre la bicicleta y dejando mi mochila en la canastilla de esta.
Imagino que se preguntaran porque accedí a llegar a la estación del tren en una bicicleta. Pues, en realidad la razón era que de una u otra forma, buscaba despedirme de Termonfeckin, hasta ahora mi único hogar.
Papá agito su mano indicándome que ya podía tomar camino en dirección al tren y segundos más tarde, ambos ya nos encontrábamos en la vía.
Seguramente mis ojos hayan aguardado una que otra lagrima que muy para mis adentros deseaba y me haría para mas bien, derramar…Sin embargo, no quería hacer toda esta loca idea más difícil para mi padre así que concentre mi mente en el…¡No! El paisaje otoñal solo me produce más nostalgia. Mejor imagínate...Sabes que Chuck, si quieres llorar, si lo deseas realmente, considero que tienes el completo derecho de hacerlo. Mis ojos libres a la presión, expulsaron las lágrimas que me liberarían definitivamente de toda esa estúpida sensación.
Afortunadamente, ya a un par de pisadas se visualizaba ahí la vieja y olvidada estación del tren. No obstante, corregiré que para esta mañana no se encontraba nada olvidada. Particularmente hoy fue común ver a muchos despedirse de los suyos. Mi atención estuvo dirigida a las familias que se separaban por divorcios y asuntos legales…Y niños que dibujaban un destino escolar en un nuevo lugar y desconocido para ellos.
Detuve la bicicleta y asimismo papá estacionó el auto en un lugar no muy lejos para el acceso al tren. Tome la mochila de la canastilla y en un parpadear papá se encontraba a mi espaldar sosteniendo el baúl.
-Se acerca el adiós, ¿No es así?- aun poseía esa sonrisa plasmada en su rostro.
-Así parece- balbucí.
Papá dejó el baúl sobre el suelo y extendiendo sus brazos para envolverme en ellos, murmuró:
-Esperare tus visitas a Hogwarts algún día.
-Por supuesto, profesor Youngblood- respondí.
-No olvides escribir, Chuck- apartó sus brazos de mi sencilla y simple figura.
-Lo prometo, Chuck-bromeé guiñando un ojo.
oh..Jimm
ResponderEliminarmas q nadie sabes que me da flojera hacer esto pero es inevitable hacerlo contigo, me encanto la chica esa de ahi la tal ginnevraEvans es como divertida bien, me agrada la imagen de alla arriba..no no la de la bicicleta no, la de mas arriba, si esa bueno ya se hizo largo esto y tengo hambre asi que ya me voi de aqui solo por ahora bien adios*