Mis propias lineas...

Jamie se encontraba en esas situaciones en las que te privilegias de la compañía de la persona indicada que te soporta cuando sabes que vas a caer frágilmente en cualquier momento. Su protectora hoy era nada más y nada menos que Tiff, su amiga obsesionada con los buenos vampiros, los chicos guapos y cualquier tipo de baile.

Tiff tenía esa cualidad de siempre mirarle un lado positivo hasta a lo más putrefacto que te depare la vida.

-Sube, ¿no?- inquirió posando su mirada en el mesero enigmáticamente atractivo del mostrador-. ¿No es lindo?

Jamie asintió riendo al oportuno comentario de su amiga. La madre de Charlie había ordenado que todas subiesen sobre la simulación de una gran tarima, la cual no había sido indiferente para Jamie.

-No quiero subir-repentinamente indujo.

-Si…Yo tampoco-agregó Tiff quien llevaba paso dudoso hasta el escenario.

-El camarero aseguró que pueden subirse- afirmó comercialmente la madre de Charlie, quien sostenía esperanzada y ansiosamente la cámara.

Jamie fijó su mirada en la guitarra color violeta y aproximó sus dedos hasta los trastes. Seguidamente acerco su oído hasta donde sus dedos jugueteaban libremente, y simuló que el sonido que producía era el mejor de todos los tiempos. Casi como si su ADN fuese compatible con el de Slash. Sin embargo, su corazón le repetía que todo lo que aparentaba, no era más que una gran farsa. No merecía ser llamada amante del rock n’ roll, pues apenas y conocía algunas canciones legendarias…Y además, estas no eran otras más de las ya conocidas por los habitantes del planeta.

-¡Me pido la batería!- exclamó Tiff saltando hasta las percusiones. Para Jamie fue enriquecedor que el pesar romántico que soportaba su amiga, se viese distraído por las fotos en las que debían posar.

-¡Yo la guitarra!-vociferó automáticamente.

Hay-leen y Angelina ya se encontraban posando como todas unas profesionales acompañándose del sostén del micrófono.Lo curioso del asunto es que no había micrófono en ningún lado.

Jamie imaginó a Cassie ajustando los tornillos de su batería, a Lucy conectando el estabilizador al piano y si Sandy aún compartiese con ellas el deseo de integrar una banda, a ella practicando los últimos toques sobre su bajo.

-¿Puedo cargarla?- cuestionó en alto Jamie dejándose llevar por la textura de la guitarra.

No le importaba en lo absoluto si el resto de personas que utilizaban su tiempo en el local, le viesen como si fuese portadora de una singular y sin cura enfermedad.

-Pregúntale al mesero- respondió encantada Tiff, haciendo sonar el redoblante.

Su rostro era el sinónimo de una sonrisa perfecta.

-¿Quieres que todas nos quedemos aquí lavando platos?- sentenció Angelina fulminándole con la mirada.

Volvió su rostro hacia la cámara y dejó completamente intrigada a Jamie.

-Si…Yo que tú, la dejo ahí y ya- mencionó Esmeralda al otro extremo de la tarima.

Cargarla o no cargarla…Jamie en serio quería sentir esa conexión con el mundo por el que se apasionaba.

Escuchaba a Tiff aún exclamando y gritando de la emoción que le preguntase al estúpido chico, como si la vida de ambas dependiese de que la chica de flequillo oscuro cargase el instrumento.

-Mejor la dejo aquí y ya- finalizó Jamie de la forma como ella suele saber hacer. Quedarse con las ganas, haber hecho todo un problema dentro de su mente y nunca terminar haciendo nada.

Quería llorar a cantaros…Necesitaba respirar el aire que frecuentemente respiraba…Apartarse del mundo al que nunca podría acceder…Quería cantar y mostrarle a todos que podía hacerlo…Quería triunfar y marcar la diferencia. Lo siento tanto Jamie, pero vas a tener que resignarte a continuar siendo escuchada y aplaudida por tus peluches y tu computador.

Tiff, perdóname por no seguir tu concejo. En la vida debemos fijarnos en esas situaciones en las que algunos intentan impulsarnos hacia lo que queremos…Y otros, nos hacen dudar porque reconocen nuestras debilidades.

Lucha por lo que amas, y ama eso por lo que tanto luchas.