Continuación de- Chuck's Journal

-Vamos Gingy- al menos tenía la capacidad de convencer a mí familia-, nunca he sido de pedir nada y no encuentro la ciencia cierta que justifique la forma en que estoy actuando.

-¿Realmente debes hacerlo?

Asentí. El pulso de la inocente pelirroja se hacía cada vez más débil.

-¿Cuánto es la duración del efecto?-inquirí. Chuck debía despertar en cualquier momento, o mis preocupaciones por salvar su vida habrían sido efectivas en vano.

-Posiblemente culminara en un par de minutos, no tengo idea. Más bien, recomendaría que buscases una excusa creíble para explicar lo sucedido- sus ojos se tornaron tan claros como me era necesario. Mi querida hermana se encontraba de vuelta.

Sin embargo este no era el preciso momento para notar el dato.

-Lo tengo.

Compartí el monologo que desarrollaba dentro de mi mente y comprendí en la expresión de su rostro, que no podría haber ingeniado un mejor plan. Su sonrisa me tranquilizaba.

-Solo basta esperar a que despierte…-la sorpresa se dibujo en su máxima definición sobre su rostro y en una centella estaba a unos centímetros del cuello de Charlotte, nuevamente.

-¿Qué haces?

-Fijándome si aun vive- balbuceó.

-¿Disculpa?

-Hay tanto un cincuenta por ciento de que continúe con vida, como un cincuenta por ciento de que no, ¿me hice entender?

-¿Hasta ahora eres capaz de decirlo?

Genial, de cualquier manera había logrado acabar con la vida de un inocente ser humano.

-Descuida, aún respira- recobre el aliento y ella su calma.

Ambos tomamos nuestros antiguos lugares y nos dispusimos a esperar a que el tiempo hiciese de las suyas, lo cual no es una actividad del todo fascinante pues no encuentras mas distracción que en lo que posees a tu alrededor y era esto justamente de lo que queríamos distraernos, olvidarnos y como si fuese posible…relajarnos. ¿Cómo consigues yacer tan tranquila a la vista de dos vampiros?

-Corrección, un vampiro- indujo Ginny tosiendo levemente e interrumpiendo lo único que lograba alejarme de este mundo, mi conversación mental-, ambos sabemos que tu no merecer y no places ser llamado así.

-Agradezco que sea de tu percepción.

-¿Por qué no descansas, Lorcan?-algo había más allá de esta simple y afectiva proposición-, tus pensamientos retumban en mi mente y sencillamente sería de mi agrado preocuparme únicamente por los míos, además tus asquerosos sentimientos me resultan desagradables.