
El le enseñaba a bailar en una oportunidad cualquiera. No estaban solos. Era un muchacho que prefería las tardes en silencio, los refrescos de los domingos calurosos preparados por su abuela y el teatro. Ella por otra parte, se aferraba a la idea de que algún día sería absolutamente delgada, que sus huesos se pronunciarían en una producción visual magnifica y que viajaría alrededor del mundo huyendo de su propia identidad.
Estos dos individuos bailaban al compás de una canción que personalmente Federico apreciaba mucho. Martina sonreía sin desplazar la mirada de la superficie, haciendo lo posible por no herir con sus zapatillas a su compañero de la escuela de música.
“Have I found you, flightless bird”- pronunció aproximandose a Martina con sutileza.
Martina respiraba con dificultad. Entonces había resuelto recordar la lista de individuos que siempre había admirado como fuente de inspiración. Clasificaba la valoración de sus acciones y distraía los impulsos que de su organismo se despedían violentamente. Algo en su interior demandaba una frenética necesidad de ser besada por primera vez. Por él. Por Federico.
Martina y Federico se adoraban desde siempre. Lo reconocían ellos y lo toleraban sus próximos. Y lo que continuamente imprimía en sus comportamientos esa esencia tímida e ingenua característica de los enamorados novatos, era su continua y acordada justificación de que entre ambos, ante cualquier otra categoría, siempre se exaltarían las experiencias resultantes de su curiosa amistad. Así, la relación entre la intensidad de su adoración mutua, era directamente proporcial al transcurrir de todos los días. Un sistema progresivo y perfecto♥
Estamos adheridos/separados...
Me encantó Jime!
ResponderEliminarEn serio adoré este escrito, sobre todo las descripciones que hiciste al principio... los retrataste de una manera tan humana, tan normal.
Me gustan tanto este tipo de escritos de tu parte :')
Por cierto... ¡Amé el nuevo nombre del blog!
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