Nadie leía realmente en la biblioteca. Las ancianas
llevaban sus tejidos y practicaban el arte de la tradición oral en uno de los
pasillos eróticos del lugar, compartiendo cualquier clase de deficiencia sexual
que hubiesen tenido a lo largo de su vida. Reían por lo bajo y se acostumbraban
a cantar después- Chuck releyó lo que había escrito y tomó un borrador de su
escritorio para remover la perturbadora y sugestiva imagen que había engendrado
a partir de sus palabras. Continuo-. Estaban Héctor y Annelise, quienes se
besaban en el pasillo de ciencias exactas y calculaban los instintos
desenfrenados que debían apaciguar para no levantar nueve meses de inquietud y despertar la
conciencia adulta. Caminé para organizar los libros entregados en el deposito y
encontré a Phil manipulando su nuevo celular, aplicando los conocimientos que
le había transferido en tecnología. Sonreía con esa misma sonrisa que llamaba
‘Sara’. Era la que ella acostumbraba a dibujar en sus labios cuando algo le
inspiraba el recuerdo de él. Hector y Annelise también reían y sonreían así.
Organicé los libros en pequeñas columnas de volúmenes y
sacudí sus cubiertas. Tome los que encontraba más ligeros de peso y camine
hacia la estantería correspondiente. Observaba con interés el movimiento y el
contacto físico entre los cordones de mis zapatillas. Mis dedos se deslizaban
entre las paginas asociadas en un conjunto absoluto, cuya voluntad no era precisamente desprenderse.
Mis células trabajaban en equipo dentro de mi para mantenerme con vida.
Existiendo como un individuo que desconocía la energía de otra alma fundiéndose
en la suya propia. Finalmente la estantería se elevaba con ímpetu frente a mi.
Los libros demandaban entre susurros atención. Elevé mi vista hasta la repisa
correspondiente y en el vació distinguí su sonrisa del otro lado del estante. Estaba sentado solitario en
una de las mesas de la biblioteca misma. Reposaba la cabeza sobre el apoyo de sus pálidas manos enlazadas. Unidas. El reconoció el objetivo de mi observación y
agudizó la suya. Sus ojos sonreían. Susurraban. Acariciaban. Exclamaban.
Besaban. Consumían partículas de mi. Mis células danzaban. Mi sangre buscaba
escapatoria a través de mis poros para llegar hasta el. La respiración indicaba
su nombre. Su identidad. Materia. Existencia.
Finalmente parpadee un poco y lleve los libros a su
lugar. De manera astuta supuse que al recoger mis pasos de vuelta tendría la
oportunidad de cruzar en su campo visual de nuevo. Ya Lorcan se había ido.
Tengo como 10101 años que no escribía. Siento que las tuercas de mi redacción están chirriando como Pechan o como puerta vieja. Estoy obsesionada con Give me Love y esto es un producto de ello. Extrañaba la conexión entre Chuck & Lorcan. El blog huele a empaque nuevo. Junio espérame para acostumbrarme.
Me acabas de hacer feliz :) Gracias <3
ResponderEliminarOH DIOS, ¡ME HICISTE EL DÍA JIME!
ResponderEliminarVolviste :')
Siempre serás de mis escritoras favoritas, por cierto, cambié de blog, ahora es este: http://lucy-and-peterpan.blogspot.mx/
No tienes idea de lo feliz que me pone que te vuelvas a pasar por blogger <3
P.D. ¡Ya te extrañaba!
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