
Lo he sabido desde siempre. Es mejor reservarse los comentarios y adoptar un modo operativo prudente. Entiendo que dispongo de una vía de expresión y acceso tan publico para desahogarme, que probablemente cualquier individuo que se cruce con estas líneas, estudie mis signos de puntuación. Esos puntos y aparte que concluyen premisas directas y que no requieren de explicación alguna. Un punto y coma que suelo omitir más por desconocimiento oficial de su utilidad que por capricho mío. Un par de dos puntos seguidos que introducen al lector en un túnel de pensamientos e ideas originales de una escritora con deficiencia de autoestima y ajena a una identidad clara y establecida. Algún día cantare y volare lejos. Hoy soy la que se sienta sobre la mesa frente al ordenador para registrar sobre medios magnéticos frustraciones internas. Mañana puedo ser la adicta a una canción que escuche en una excelente estación de radio. Algún día las personas aprobaran el ayuno o me conformo con su toleración para que aquellos que no estamos satisfechos, contemos con la motivación de encajar y tener un horizonte que seguir.Soy la que escucha una melodía y busca distinguir a qué canción pertenece porque la encuentro fascinante.
Quiero cantar y que de mis pulmones se despida algo con sentido. Quiero que mis huesos se pronuncien sobre un lienzo resignado a exponer repulsión. Quiero dormir y despertar ignorando el idioma.
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